jueves, 1 de septiembre de 2011

Y esta es otra historia de una puerta vomitada.

Había una vez una puerta y Ella, de Ella solo puedo decir que no importa su aspecto, ni su edad solo remitámonos a su considerable encanto al escribir mensajes  porqué si, así comienza todo. Una puerta es aquella apertura del muro diseñada y construida para permitir el paso cuando así lo desee.
Cuando Puerta aparece Ella la esquiva, no estaba entre sus planes darse paso en esa dirección, hasta que un buen día Ella decide cerrar esa puerta  que le había creado el vicio de mirar conformemente por una rendija,  a la espera de que en cualquier momento se abriera para Ella y le fuera permitido el acceso cuando lo deseará, (cabe aclarar que este evento nunca sucedió, Ella y esa puerta ahora son amigos). Puerta es de esas giratorias que le dan pasó a todo el mundo automáticamente, ¡claro!.... porque es “Puerta artista”. Ella también es artista pero de esas que vienen con su ruidito desde que nacen y pues tienen un pensamiento medio hippie, creen en las puerta, ventanas, techos por lo que son, no por lo que pueda alardear. Ahora Ella comprende porque se fijo en Puerta, Puerta sabe cómo hacerse notar virtualmente. Ella al decidir cerrar y trancar por dentro a Esa Puerta libera su espíritu sincero y confiado, deseoso de encontrar la manija de la puerta que se horme a su mano. Puerta aparece con una bonita actitud, comprensiva e inteligente, Ella por consiguiente la empieza a considerar gracias a su espíritu libre, Puerta parece copiar y agradarse de lo que Ella con tanta gracia le escribe, Puerta cada vez más responde de una manera cariñosa, Ella, incrédula, pero decide asumir el papel de kamikaze, piensa y le escribe a Puerta tal como lo piensa y desea, porque Ella sobrestima a Puerta. Por otro lado es visible que Puerta se deja llevar por lo que escribe Ella y vaya ¡sorpresa! Ella empieza a creer, a dejarse llevar hasta tal punto que Ella cree ser importante para Puerta. A lo que voy es que Ella y Puerta compartieron, se dijeron y vivieron momentos agradables que para Ella eran escupitajos a manera de marcar territorio en Puerta, pero qué sorpresa se llevo al detener a Puerta giratoria y fijarse que Puerta no solo tenía escupitajos marcadores de territorio, sino tamaño de vomitada que la ocupa por completo.
Moraleja: Fíjense en el estado de su puerta por delante y por detrás, no vaya ser que den con cualquier puerta vomitada y para completar ocupada.

Apartado 2.

La misión ha sido abortada. Fin del comunicado.